
Devocion a los Siete Dolores de Maria

Esta hermosa devoción ha sido alentada por muchos santos a lo largo de la historia, obviamente con el patrocinio directo de la Santísima Madre de Dios. Es así que la Virgen María se le presentó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373) y le comunicó lo siguiente: “Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos…

Por eso tú, hija mía, no te olvides de mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios”. Además, la Madre de Dios prometió -también a través de Santa Brígida- que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen rezando diariamente siete avemarías mientras meditan en sus lágrimas y dolores.

Por su parte, San Alfonso María de Ligorio (1696-1787) cuenta que Jesucristo reveló a Santa Isabel de Hungría que Él concedería cuatro gracias a los devotos de los dolores de su Santísima Madre. (Fuente midiocesis.com). En otro aparte, Gaudiumpress.com afirma que ya el siglo IV algunos insignes doctores de la Iglesia, San Efrén, San Ambrosio y San Agustín desarrollaron conmovedoras reflexiones sobre los dolores de María.....

A fines del siglo XI otro doctor de la Iglesia, san Anselmo, propagaba la devoción a Nuestra Señora de los Dolores. Muchos monjes benedictinos y cistercienses hacían coro a esta difusión. En el siglo siguiente, el gran san Bernardo de Claraval, también doctor de la Iglesia, llevó más lejos la práctica de esta devoción. A todo ellos se sumaron los ardorosos frailes servitas, ya en el siglo XIII. (fuente: https://es.gaudiumpress.org/
